miércoles, 20 de marzo de 2013

MATAR AL RIVAL, LA HISTORIA DE EMILE GRIFFITH

Como en el libro “Crónica de una muerte anunciada”, Ring of fire: The Emile Griffith story (2005) arranca y te cuenta todo de un saque: que Emile Griffith mató a un rival en el ring el 24 de marzo de 1962, en el Madison Square Garden de Nueva York en una pelea por el título, televisada en vivo y en directo. Y que lo hizo porque le dijo maricón. Lo único que deja para un poco más adelante es que Griffith se enojó porque no es “maricón”, sino que le gustan los hombres y las mujeres por igual y no sabe bien qué es. ¿No queda nada para después? Sí, queda todo.

Queda la historia de un boxeador llegado a Estados Undidos desde Islas Vírgenes en los años 50, un grande de la categoría mediano, seis veces campeón mundial, que tuvo que ocultar su bisexualidad durante décadas porque ser bisexual o gay a mediados del siglo XX ya era difícil. Y ser además un boxeador bisexual… olvídate. También queda la historia de Benny Kid Paret, el cubano que sufrió la furia de Griffith, la historia de su viuda y su hijo. La historia de un deporte que muchos no quieren llamar deporte y que cada tanto, cada muerte, desempolva el debate.

Griffith descargó más de 20 golpes sobre el indefenso Paret, que murió 9 días después en el hospital, sin haber vuelto nunca en sí después del nocaut. 

Queda también el relato de una época, las imágenes de una rivalidad histórica (tres peleas por el título mundial mediano, siempre con cambio de dueño). Y también queda el papel de los medios. Queda ver a Benny Paret (que había tirado y dejado casi nocaut en el sexto a Griffith) inconsciente en el rincón en el que su rival lo había molido a golpes de bronca (Paret recibió unos 25 golpes sin atinar defensa, y solo se mantuvo en pie porque Griffith no lo dejaba caer, ya que lo tenía preso contra las cuerdas) , mientras un periodista entrevista al nuevo campeón, que no puede dejar de ver a su rival mientras es atendido. Paret no murió en el ring. Falleció 9 días después en el hospital, sin haber recuperado nunca la consciencia.

Queda, obviamente, la verdad de Griffith, que no era un tipo violento. Queda verlo como diseñador de sombreros en su juventud, y verlo hoy, como un abuelo que reconoce su condición sexual y que ya no puede reconocer muchas cosas más. Y que, pese a haber hecho otras 80 peleas después de la de la desgracia, jamás volvió a ser el mismo. “Muchas veces he contenido la fuerza de mis golpes por temor a repetir la historia”, confesó años después el virginiano, el púgil con más rounds disputados en la historia del Madison Square Garden. 

BOXEADOR Y BISEXUAL

Griffith no fue condenado socialmente por lo que pasó con Paret, y esto se lee en un detalle de su carrera: pudo volver a pelear y a ser campeón del mundo. Pero Griffith sí fue condenado por su condición sexual, reconocida en parte en una nota de Sports Illustrated en 2005, a los 67 años, y en 2008, confirmada por el libro “Nine-Ten-and Out”, del periodista Ron Ross. “Yo maté a un hombre y la mayoría de las personas lo entiende y me perdona. Sin embargo, yo amo a un hombre y eso para muchas personas es imperdonable”. Un cross de Griffith al mentón de la pacatería y la hipocresía de una sociedad, que, por ejemplo, no tiene reparos en mandar a sus hijos a la guerra constantemente. “Esto del boxeo no es nada en uno de los países más violentos del mundo como Estados Unidos”, dice el periodista de origen latino Juan González en el documental.

Griffith tenía el físico perfecto para un boxeador. 

Queda de nuevo escuchar a James Brown en el inicio, con su magistral y quirúrgicamente ubicado “It’s a men's world" (Un mundo de hombres). Y el relato de cómo Griffith terminó en el hospital por 5 semanas en 1992, cuando una patota lo dejó al borde de la muerte a la salida de un boliche gay, lo que le generó problemas en la memoria a corto plazo (es impactante ver en el documental a Griffith reconociendo que no recordaba de qué murió su madre). Queda ver a su esposa. Sí, se casó con una mujer.

LA CONEXIÓN ARGENTINA

A nosotros nos suena el nombre de Griffith por sus peleas por el título con Carlos Monzón, ambas con victoria del santafesino (KO 14 el 25-9-71 en el Luna Park; y por puntos en Montecarlo el 2-6-73). Griffith también protagonizó una serie de tres peleas memorables contra Nino Benvenutti. El italiano le arrebató el cetro mundial mediano en 1967, Griffith lo recuperó el mismo año ante el mismo rival y lo volvió a perder un año más tarde, también ante Benvenutti, que sería campeón hasta el recordado 7 de noviembre de 1970, cuando Monzón, en Roma, lo noqueó y comenzó su reinado de 7 años y 14 defensas. Al igual que con Monzón, Benvenutti trabó una gran amistad con Griffith. De hecho, el hijo del italiano fue a Nueva York para recibir clases de boxeo con Emile Griffith.

Tapa de la revista El Gráfico, luego de su segunda defensa del tíutlo, en 1971, en la primera de las dos peleas que hizo con Griffith.

Vale la pena verlo. Incluso vale la pena ver todo el documental, entender el relato y seguir la historia, solo para llegar al final y llorar a moco tendido con el encuentro entre Griffith y el hijo de Kid Paret en el cementerio, más de 40 años después del trágico combate. Queda ver a un hijo que creció sin su padre y a un hombre que murió un poco aquel 24 de marzo de 1962.

Acá, la película completa



Fuentes
www.imdb.com
http://www.arcotriunfal.com/466/un_crimen_con_guantes.html
http://www.nytimes.com/2012/04/01/sports/emile-griffith-benny-paret-and-the-fatal-fight.html?pagewanted=all&_r=0

3 comentarios:

  1. El boxeo siempre aporta historias de este tipo, gracias Carucha, impecable como siempre. (No sé que pasa pero ya es la tercera vez que pongo este comentario...o alguno parecido y no aparece, me siento boicoteado).

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  2. Muy buena historia. Impecable como lo definió Monzón a Griffith: "Dicen que de la cintura para abajo es señorita, pero de la cintura para arriba te caga a trompadas".

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  3. Gran definición de Monzón. No la tenía. Gracias por el dato, Andrés. Lo que cuentan es que Griffith era un boxeador extraordinario.

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