Otra vez Ali. Otra pelea histórica. Pero en Thrilla in Manila (2008), este documental
de John Dower (también director de Once
upon the time: the extraordinary story of the New York Cosmos), las cosas
son un poco diferentes de las que se ven en When
we were kings.
DE PELÍCULA
El
combate en sí fue colosal, considerado uno de los más agotadores, extraordinarios
y casi inhumanos de la historia del boxeo. Una de las tantas peleas del siglo,
pero una a la que el slogan le quedó chico. Mohammed Ali y Joe Frazier llegan al combate
del 1 de octubre de 1975, en Manilla, Filipinas, con una victoria para cada
uno. Frazier había derrotado sorpresivamente a Ali el 1 de marzo de 1971, en el
Madison Square Garden cuando Ali estaba volviendo al boxeo después de la
prohibición, y pretendía recobrar su título del mundo. Era la primera derrota
profesional del artista del boxeo antes conocido como Cassius Clay. La
revancha, otra vez en el Madison, en enero de 1974, fue para Ali. Y así fue que
quedó todo listo para el Thrilla in
Manila (Suspenso en Manila, en español), el tercer y definitivo combate
entre ambos.
Tapa de la revista Sports Illustrated, previa a la pelea. Don King dueño del combate. Alí comenzaba su burla hacia Frazier.
A las 10 de la mañana de Manila (otra vez la televisión para Estados Unidos obliga a un horario poco habitual) Frazier arranca, como
siempre, tomándose su tiempo para entrar en ritmo, y Ali intenta sacar provecho
de esos rounds iniciales. No puede. A partir del cuarto, Ali empieza a
cansarse, Frazier toma la iniciativa y da vuelta la pelea, hasta que también afloran
en él síntomas de la fatiga. Ali recupera un poco de aire, llega a conectar dos
buenas manos en el rostro de Frazier y entre los asaltos 11 y 12 (las peleas
por título mundial en esa época eran todas a 15 rounds) le cierra el ojo
izquierdo.
En el round 13, el cine se apodera de la pelea. Un gancho de derecha de Ali hace volar el protector
bucal de Frazier hasta el ringside, y ante la imposibilidad reglamentaria de
volver a colocarlo, aguanta 2 minutos sin él. Su mandíbula lo sufre, lo mismo
que su ojo derecho.
Frazier entra al 14° asalto exhausto y en muy malas
condiciones. Y Ali, que no está mucho mejor, pero da muestras de querer
terminar el combate, sale a rematar su faena. Atacando siempre por el lado
izquierdo de Frazier para aprovechar su ceguera, el de Louisville logra poner
al borde del nocaut a Frazier, al que le cierra también su ojo derecho. Casi
ciego y sin fuerzas, Frazier llega al final del ante último asalto. En su
rincón, su entrenador Eddie Futch detiene la pelea, a pesar de que el Frazier quierea
seguir. “Todo terminó, nadie olvidará lo que hiciste aquí hoy”, le dice Futch a
su pupilo. En el mismo momento que Futch definía el abandono, en el otro
rincón, Ali le suplicaba a su entrenador histórico, Angelo Dundee: “Córtame los
guantes”, que a diferencia del “córtame el párpado” de Rocky, aquí significa
que ya no quiere pelear más. Está agotado. Mientras discuten Ali y Dundee, se dan
cuenta de que Frazier tiró la toalla. Como puede, Ali se pone de pie, levanta
los brazos y festeja, pero a los pocos segundos, cae de rodillas casi desmayado, en lo que se considera una de las secuencias más
dramáticas de la historia del boxeo.
DEL LADO DE FRAZIER
Así como When
we were kings muestra al Ali heroico y carismático, Thrilla in Manila le da la oportunidad a Frazier de decir su
verdad. Y es una verdad que no deja bien parado al más grande pesado de todos
los tiempos.
En su acting provocador, Ali fue mucho más duro con
Frazier que con cualquier otro rival. Algo llamativo porque se suponía que
tenían una buena relación y el mismo Joe había intercedido personalmente ante
el presidente Richard Nixon para que le devolvieran a Ali su licencia para
volver a boxear.
Ali lo llamó “feo”, “ignorante”, “gorila”, “Joe Kong”
y humilló a la familia de Frazier desde que se anunció el combate. Y Frazier
nunca se lo perdonó. Incluso después del reconocimiento que hizo Ali apenas
terminó la pelea en Filipinas. "Joe Frazier, lo diré al mundo ahora,
sacaste lo mejor de mí, eres un hombre increíble, que Dios te bendiga. Es el
mejor boxeador de todos los tiempos, junto conmigo". Ali mandó a pedir
disculpas por todo lo que había dicho sobre Frazier, pero Joe quería algo más:
“Si eran disculpas sinceras, quería que viniera él en persona, y nunca lo
hizo”. La amargura de Frazier por esa pelea es inabarcable. Uno lo ve referirse a ese combate, 30 años después, y queda la sensación de que hubiera preferido morirse en el ring ese día antes que abandonar.
Así quedó el rostro de Frazier luego de la pelea con Ali en Filipinas.
El retrato de Ali queda salpicado en este film y el
mismo Frazier casi como que toma al mal de Parkinson de Clay como un castigo
divino. Una revancha.
Frazier nunca se recuperó ni mental ni físicamente de
aquella tremenda lucha. Al tiempo del combate en Manila, Frazier comenzó a
evidenciar problemas en el habla y también motores, por lo que se retiró en
1976, tras una derrota ante Foreman (volvió en 1980 para pelear y perder con
Larry Holmes y Trevor Berbick, pero en muy mal estado).
SIMILITUDES
Al
igual que en la pelea Ali-Foreman en Kinshasa, un dictador sediento de buena
prensa aportó el dinero para la nueva pelea del siglo. Se trata de Ferdinando
Marcos, el entonces presidente filipino, quien se comunicó con Don King para
acercarle la oferta, y el promotor, que jamás se fijó en detalles nimios como
torturas, ley marcial y terrorismo de estado, aceptó gustoso.
Thrilla in Manila es un documental hecho para televisión, lo que no le resta para nada calidad ni belleza. Por eso quizás no
ganó un Oscar, pero si fue nominada para el Gran Premio del Jurado del Sundance
Film Festival de 2009.
El documental tiene argumento, tiene historia, tiene testimonios impactantes. Pero si no los tuviera, vale la pena solamente por tener dentro a una de las mejores peleas de la historia. Si Stallone no dice que se inspiró en Thrilla in Manila para hacer el final de Rocky II (Apollo Creed, campeón, y Rocky, retador, llegan al último round, exhaustos ambos, caen juntos al suelo y el Semental Italiano logra incorporarse cuando la cuenta para ambos llegaba a 9) es un mentiroso.
Vean los últimos dos rounds de la pelea transmitida por HBO. Si se sorprenden diciendo en voz alta "cómo está cobrando este muchacho, cómo puede mantenerse en pie" es normal. Y recomiendo ver la cara de "no puede ser que todavía esté parado" de Ali.
Aquí va el round final de Rocky II, para comparar.
Otra vez muy bueno lo suyo. Tras leer los últimos posts me queda la duda de por qué Don King no organizó ningún gran espectáculo por estos pagos a fines de los 70. Tenía el contexto perfecto. Y en cuánto a Stallone y su "inspiración", vi parte de "The Real Rocky, Chuck Wepner" de la serie 30x30 de ESPN (sí, esa que te compraste completa en EEUU), está bueno.
ResponderEliminarNo le dieron tiempo a Don King. Respecto de "The real Rocky", sobre la vida de Chuck Wepner (conocido como El Sangrador de Bayonne porque le pegaban y lo abrían siempre, más de 120 suturas en la cara) es de la nueva tanda de 30x30, no de la original, que es la que yo tengo. Cuando salga la nueva, iré a por ella.
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