Queda la historia de un boxeador llegado a Estados
Undidos desde Islas Vírgenes en los años 50, un grande de la categoría mediano, seis veces campeón mundial, que
tuvo que ocultar su bisexualidad durante décadas porque ser bisexual o gay a
mediados del siglo XX ya era difícil. Y ser además un boxeador bisexual…
olvídate. También queda la historia de Benny Kid Paret, el cubano que sufrió la
furia de Griffith, la historia de su viuda y su hijo. La historia de un deporte
que muchos no quieren llamar deporte y que cada tanto, cada muerte, desempolva
el debate.
Griffith descargó más de 20 golpes sobre el indefenso Paret, que murió 9 días después en el hospital, sin haber vuelto nunca en sí después del nocaut.
Queda también el relato de una época, las imágenes de
una rivalidad histórica (tres peleas por el título mundial mediano, siempre con cambio de dueño). Y también queda el papel de los medios. Queda ver a Benny Paret (que
había tirado y dejado casi nocaut en el sexto a Griffith) inconsciente en el
rincón en el que su rival lo había molido a golpes de bronca (Paret recibió unos 25 golpes sin atinar defensa, y solo se mantuvo en pie porque Griffith no lo dejaba caer, ya que lo tenía preso contra las cuerdas) , mientras un
periodista entrevista al nuevo campeón, que no puede dejar de ver a su rival mientras
es atendido. Paret no murió en el ring. Falleció 9 días después en el hospital,
sin haber recuperado nunca la consciencia.
Queda, obviamente, la verdad de Griffith, que no era
un tipo violento. Queda verlo como diseñador de sombreros en su
juventud, y verlo hoy, como un abuelo que reconoce su condición sexual y que ya no puede reconocer muchas cosas más. Y que,
pese a haber hecho otras 80 peleas después de la de la desgracia, jamás volvió
a ser el mismo. “Muchas veces he contenido la fuerza de mis golpes por temor a
repetir la historia”, confesó años después el virginiano, el púgil con más rounds disputados en la historia del Madison Square Garden.
BOXEADOR Y BISEXUAL
Griffith no fue condenado socialmente por lo que pasó
con Paret, y esto se lee en un detalle de su carrera: pudo volver a pelear y a ser campeón del
mundo. Pero Griffith sí fue condenado por su condición sexual,
reconocida en parte en una nota de Sports Illustrated en 2005, a los 67 años, y en
2008, confirmada por el libro “Nine-Ten-and Out”, del periodista Ron Ross. “Yo
maté a un hombre y la mayoría de las personas lo entiende y me perdona. Sin
embargo, yo amo a un hombre y eso para muchas personas es imperdonable”. Un
cross de Griffith al mentón de la pacatería y la hipocresía de una sociedad, que, por
ejemplo, no tiene reparos en mandar a sus hijos a la guerra constantemente.
“Esto del boxeo no es nada en uno de los países más violentos del mundo como
Estados Unidos”, dice el periodista de origen latino Juan González en el
documental.
Griffith tenía el físico perfecto para un boxeador.
Queda de nuevo escuchar a James Brown en el inicio,
con su magistral y quirúrgicamente ubicado “It’s a men's world" (Un mundo de
hombres). Y el relato de cómo Griffith terminó en el hospital por 5 semanas en
1992, cuando una patota lo dejó al borde de la muerte a la salida de un boliche
gay, lo que le generó problemas en la memoria a corto plazo (es impactante ver
en el documental a Griffith reconociendo que no recordaba de qué murió su
madre). Queda ver a su esposa. Sí, se casó con una mujer.
LA CONEXIÓN ARGENTINA
A nosotros nos suena el nombre de Griffith por sus
peleas por el título con Carlos Monzón, ambas con victoria del santafesino (KO
14 el 25-9-71 en el Luna Park; y por puntos en Montecarlo el 2-6-73). Griffith
también protagonizó una serie de tres peleas memorables contra Nino Benvenutti.
El italiano le arrebató el cetro mundial
mediano en 1967, Griffith lo recuperó el mismo año ante el mismo rival y lo
volvió a perder un año más tarde, también ante Benvenutti, que sería campeón
hasta el recordado 7 de noviembre de 1970, cuando Monzón, en Roma, lo noqueó y comenzó su reinado de 7 años y 14 defensas. Al igual que con Monzón, Benvenutti trabó una gran
amistad con Griffith. De hecho, el hijo del italiano fue a Nueva York para
recibir clases de boxeo con Emile Griffith.
Tapa de la revista El Gráfico, luego de su segunda defensa del tíutlo, en 1971, en la primera de las dos peleas que hizo con Griffith.
Vale la pena verlo. Incluso vale la pena ver todo el
documental, entender el relato y seguir la historia, solo para llegar al final
y llorar a moco tendido con el encuentro entre Griffith y el hijo de Kid Paret
en el cementerio, más de 40 años después del trágico combate. Queda ver a un
hijo que creció sin su padre y a un hombre que murió un poco aquel 24 de marzo
de 1962.
Acá, la película completa
Fuentes
www.imdb.com
http://www.arcotriunfal.com/466/un_crimen_con_guantes.html
http://www.nytimes.com/2012/04/01/sports/emile-griffith-benny-paret-and-the-fatal-fight.html?pagewanted=all&_r=0
El boxeo siempre aporta historias de este tipo, gracias Carucha, impecable como siempre. (No sé que pasa pero ya es la tercera vez que pongo este comentario...o alguno parecido y no aparece, me siento boicoteado).
ResponderEliminarMuy buena historia. Impecable como lo definió Monzón a Griffith: "Dicen que de la cintura para abajo es señorita, pero de la cintura para arriba te caga a trompadas".
ResponderEliminarGran definición de Monzón. No la tenía. Gracias por el dato, Andrés. Lo que cuentan es que Griffith era un boxeador extraordinario.
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