Aquí les dejo algunos links de las películas y documentales de las que hablamos hoy en La Claqueta de UCU, en la columna de Básquet y Cine, en Uno contra uno (TyC Sports). Y algún material extra. El tema era "Los mundiales de básquet en el cine". No hay mucho, pero algo encontramos.
ONCE BROTHERS (2010)
Gran documental, relatado por Vlade Divac, sobre cómo Divac y Petrovic, casi hermanos en la vida, se distancian por los problemas internos de la ex Yugoslavia, y terminan enemistados por un incidente que se dio en el Mundial 90 de Argentina, cuando Yugoslavia fue campeón.
De los mejor de la serie de documentales 30x30 de ESPN. Lo dirige Michael Tolajian, que participó como editor en The Year of Yao (docu sobre la llegada de Yao Ming a la NBA), Bluegrass Kingdom: The Gospel of
Kentucky Basketball (otro docu sobre la cuna del básquet de Kentucky, con Pat Riley) y Making the Cut: The Road to Pebble Beach (un docu de golf, con el comediante Ray Romano).
Para emocionarse.
Película completa.
Once Brothers (2010)
TIEMPO MUERTO (2010)
Otra joyita. Basada en la investigación del sociólogo y entrenador de básquet Emilio Gutiérrez, que cuenta la historia del equipo argentino campeón del primer mundial de la historia, suspendido por la Revolución Libertadora por sus vínculos con Perón. También se cuenta la historia de un grupo de jugadores que se sigue juntando casi periódicamente, en el Club Palermo, desde hace 60 años, y de su reivindicación, en la última década. Y es imperdible la historia de amor de Ricardo González y Rubí, su esposa.
Directores:
Baltazar e Iván Tokman.
Participan Jorge
Canavesi, Oscar Furlong, Omar Monza, Ricardo González, Rubén Menini, Ignacio
Poleti, Juan Carlos Uder.
Productor:
Maxi Dubois.
Edición:
Miguel Pérez (La república perdida, I y II, Tango Feroz, Ay, Juancito, Casas de
Fuego, Hundan al Belgrano, Rosa de lejos, Señora de nadie).
Película completa.
Tiempo muerto (2012)
WE WERE THE WORLD CHAMPIONS (2013)
Documental dedicado al fenómeno del básquet en Yugoslavia, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la primera medalla de oro en el Mundial de Liubliana 1970.
Se basa en la historia de cuatro héroes del básquet yugoslavo: Nebojsa Popovic (jugó el mundial 50), Bora Stankovic (secretario general de FIBA 1976-2002), Radomir Saper and Aleksandar Nikolic (padre del básquet yugoslavo, campeón del 70, entre otro miles de logros).
Yugoslavia fue 5 veces campeón mundial, 3 veces segundo, 2 veces tercero. Desde Brasil 63 no bajó del podio (salvo en Toronto 1994, torneo en el que no participó por estar su federación sancionada, igual que en el de fútbol) hasta su última participación, Indianápolis 2002, donde fue campeón en la recordada final contra Argentina en tiempo suplementario. Fue 8 veces campeón europeo y oro olímpico en Moscú 1980, plata en México 68, Montreal 76, Seúl 88 y Atlanta 96; y bronce en Los Angeles 84.
Director: Ivica Vidanovic
Produce:
Intermedia Networks (la misma productora que hizo dos películas de ficción sobre la participación de Yugoslavia en el Mundial de Fútbol 1930 (Motevideo, por Dios! -2010- y Nos vemos
en Montevideo -2014-).
Trailer de la película
We were the world champions (2013)
EN CUERPO Y ALMA (1951)
No es de un mundial en sí, pero sí es producto de la consagración de Argentina en el Mundial del 50. Protagonizada por Armando Bo, junto a los basqutebolistas Oscar Furlong, Omar Monza y Enrique y Roberto Viau.
Armando Bo muestra en esta película sus dotes de buen jugador de básquet (jugó en San Lorenzo en la década del 40) y su predisposición para el deporte, ya que en su filmografía figuran varias películas de fútbol (Pelota de trapo, Pelota de cuero -que también dirigió-, El hijo de crack y Sacachispas), una de boxeo (Su última pelea) y una de automovilismo (Fangio el demonio de las pistas)
Director:
Leopoldo Torres Ríos.
BONUS TRACK
Diego Brunetti, colaborador incansable, alma de este blog, aporta dos incunables, que se pueden bajar.
Un documental de presentación del Dream Team II, el que fue al Mundial de Toronto en 1994.
Terminó el
mundial. El de la FIFA. El que tiene todos los hilos de la corrupción al
descubierto, pero que igual nos genera ilusión, alegrías y tristezas. Y ahí lo
tenemos, en un video club o en Netflix, a Colin Farrell, lejos de Alejandro Magno, hablando de otro mundial en Kicking it, el documental que muestra la
edición 2006 de la Copa del Mundo de Fútbol Calle. El mundial de los homeless.
Resulta un
ejercicio bastante sano sentarse a ver este documental tan cerca del mundial
“de verdad”, porque, además de contar tres o cuatro historias muy bien
contadas, nos direcciona hacia otro fútbol, distante del de las gigantografías
de Messi o los shampúes de Cristiano Ronaldo. Un fútbol con los mismos
conflictos que el de la FIFA, pero que reivindica desde otro lugar. Un fútbol
que es herramienta. Un fútbol de pequeños héroes que emocionan. Un fútbol con
paredes, cuatro jugadores y arcos bajitos, de dos tiempos de 7 minutos y
penales en movimiento. El fútbol para los sin techo ya abarca más de 70 países y 300.000 jugadores al rededor del mundo.
Trailer de Kicking it (2006)
La película
es chiquita pero muestra un esfuerzo gigante. “Combatir la falta de hogar a
través del fútbol”, dice el eslogan de la entidad que organiza el torneo. Por ahí
suene demasiado pretencioso, pero refleja el intento.
La
dirección es de Susan Koch y Jeff Werner, quien tiene más trayectoria como
editor, con trabajos en algún 30x30 de ESPN como The Year of Yao (el docu del
gigante chino Yao Ming) o Go Tigers! (también docu, pero sobre un equipo de
fútbol americano de una escuela) .
SEIS
HISTORIAS
El film se
desarrolla en la cuarta edición del Mundial de Fútbol Calle, en Ciudad del
Cabo, Sudáfrica, y se apoya en seis historias de seis equipos (Afganistán,
Estados Unidos, Kenia, Rusia, España e Irlanda) de los 48 que estuvieron en el
certamen.
Escena del partido Afganistán (blanco) 5 - Rusia (rojo) 4, del Mundial 2008 en Melbourne, Australia.
Conmueven
particularmente las de Alex, un keniata que tiene esperanza de que algún
cazatalentos lo vea y lo rescate, y que a pesar de que lo tiene prohibido, no
puede no desobedecer al DT y erra penal tras penal, cual Palermo de ébano. O la
de Jesús, un canterano del Real de 62 años al que una lesión lo dejó afuera del
fútbol y del sistema. Y la de Demian, el arquero irlandés adicto a la
nandralona, que fue preso y al que la madre echó a la calle. Incluso hay una
linda historia de amor entre un afgano y una paraguaya.
LA CONEXIÓN
ARGENTINA
Argentina
participó del mundial que se ve en el docu Kicking It, y viene participando en
los Mundiales de Fútbol Calle desde su segunda edición, la que se realizó en
Suecia en 2004. De hecho, existe un documental de Damián Cukiercorn, La otra
copa (2006), que muestra la preparación del equipo argentino, la selección de
jugadores y el torneo en sí.
Trailer de La otra copa (2006), de Damián Cukiercorn.
QUIÉN VA AL
MUNDIAL
Hecho
Social Club es una ONG dedicada al deporte como herramienta social, y es la
encargada de la selección argentina de fútbol de calle, que es la que va a la
Homeless World Cup, y que surgió como una entidad hermana de Hecho en Buenos
Aires, la revista social nacida hace 15 años, en la que trabajan personas en
situación de calle y personas sin trabajo, y que ellos mismos venden para
generar ingresos.
“Formalmente
se empezó a trabajar en paralelo con el primero Mundial, el de 2003. Hasta ese
momento, solo teníamos teníamos una actividad deportiva: un partido colaboradores
contra vendedores de la revista”, dice Sergio Rotman, director de Hecho Social
Club a La claqueta no se mancha.
La Selección Argentina de Fútbol Calle, en La Bombonera, en 2010.
“A partir
de ahí, nos pusimos a trabajar más organizadamente, para poder ir al mundial
siguiente. Y luego de participar, vimos que el impacto era muy fuerte y nos
dimos cuenta que era bueno trabajar en lo deportivo –agrega Rotman-. Los que
participan en el torneo y los que no, pero quieren ir, pasan por un proceso
duradero. El Mundial es un punto intermedio. Es un premio a un proceso por
superarse, y que les permite ser premiados de alguna manera, pero también los
habilita a continuar con las mejorías. La autoestima sube, les genera un
sentido de pertenencia, afianzan vínculos… Vemos que después de la experiencia
deportiva, se ponen a trabajar, terminan los estudios, y tienen ganas de no
estar más en la calle”.
La
estructura comenzó a crecer. Ya hay varias ligas locales, se está organizando
un torneo nacional y ya se juega la Copa América. El próximo mundial será en
Santiago de Chile, del 19 al 26 de octubre próximos.
Todo era
muy parecido. El arquero Tim Howard se estaba convirtiendo en el héroe de una
jornada histórica para una selección de Estados Unidos, en su partido de
octavos ante Bélgica. Igual que Frank Borghi en el Mundial de Brasil del 50,
ante Inglaterra. Incluso el país anfitrión era el mismo. Borghi y Howard
mantuvieron el cero en el arco propio ante un rival superior. Tapadas
inolvidables. Palos amigos.
Sobre
Borghi y sus compañeros se hizo una película, porque a los 37 minutos, en un
ataque aislado, Joe Gaetjens desvió un remate sin destino y sentenció el 1 a 0
ante los inventores del fútbol. Howard, en cambio, no tuvo esa suerte.
Wondolowsky, en el minuto 91, tuvo el gol de la victoria. Pero Wondolowsky tiró
pelota y película por arriba del travesaño. En el tiempo extra, Bélgica se
quedó con todo. Incluso con los créditos del final.
Trailer de "El partido de sus vidas", de David Anspaugh (2005)
La película
que casi copia el equipo yanqui en este Mundial 2014 se llama El partido de sus vidas, y cuenta cómo
se armó ese equipo amateur, de un país sin tradición futbolística, para ir a
Brasil 50 y ganarle a Inglaterra 1 a 0. Hollywood tomó esta historia y la
enalteció, más allá de que esa fue la única victoria de Estados Unidos en el
torneo (había perdido con España 3 a 1 y luego cayó ante Chile 5 a 3).
UNA DE HOLLYWOOD EN BELO HORIZONTE
El partido de sus vidas está basada en un libro homónimo,
de no ficción, escrito por Geoffrey Douglas, periodista y profesor de escritura
de la Universidad de Massachusetts/Lowell, y fue dirigida por David Anspaugh,
reconocido por su tarea como director en dos de las mejores películas
deportivas de la historia: Hoosiers
(una de básquet) y Rudy (fútbol
americano), las tres con Angelo Pizzo como guionista. El asesor futbolístico
del film fue Eric Wynalda, que jugó tres mundiales con la selección
norteamericana y convirtió el primer gol de la historia de la Major Soccer
League en 1996.
La cinta
tiene bastante fútbol, muchas imágenes de entrenamiento y partidos, lo que
permite ver quiénes de verdad juegan y quienes actúan de jugadores. Por
ejemplo, de Clarkie Souza (Nelson Vargas), se aprecia que tiene idea. A Joe Gaetjens
(Jimmy Jean Louis) se lo puede ver marcando el pase como lo haría Bazán Vera. Y
el arquero Borghi (Gerard Butler, también hace de exfultbolista en Un buen partido -2012-) está muy bien en los mano a mano, aunque en
las escenas que requieren más “actuación” muestra la hilacha, y al embolsarla
se parece poco al Lev Yashin del Mundial del 62 y mucho al Stallone en Escape a la victoria.
La historia
respeta bastante la realidad, aunque, como siempre, Hollywood comete errores y
frecuenta olvidos. Es cierto que a la selección la sigue un solo periodista en
el Mundial, Dent McSkimming, del St. Louis Post-Dispatch, y es su personaje (interpretado
por Patrick Stewart) quien relata los hechos en el film. Y también es verdad
que el de Estados Unidos era un equipo muy flojo (venía de comerse 12 goles en
dos partidos ante México en la eliminatoria, pero clasificó porque entraban dos
del grupo de tres y los cubanos eran peores aún).
Pero, por
ejemplo, existen algunos detalles a tener en cuenta. En una reunión de plantel,
Pee Wee (Jay Rodan) dice “para qué vamos
a ir, para que nos humillen los profesionales. ¿Cómo nos fue en las últimas
olimpiadas? 9 a 0 con Italia”. Cierto: en 1948, en Londres, EE.UU. se comió un
ominoso 0-9 ante los tanos, pero no eran profesionales. En los Juegos
Olímpicos, en esa época, no se permitía jugar a los rentados. También les
informan que, para enfrentar a Inglaterra, tienen que viajar “a un pequeño
pueblo llamado Belo Horizonte”, que por entonces ya contaba con 250 mil
habitantes y era la sexta ciudad de Brasil.
La progresión
del partido es la real. Inglaterra (en la que juega Alf Ramsey, quien fuera DT
inglés en el mundial 66, autor del calificativo “animals” para los argentinos
luego del partido por cuartos) lo pelotea mal a Estados Unidos. Parece
Brasil-Argentina en el 90. Y al igual que en aquel match, en el primer avance yanqui,
en lugar de combinarse Diego y Cani, Bahr la revolea al área y Goetjens
anticipa y marca.
Cuando
termina el partido, tras una defensa emocionante, el milagroso gol de Gaetjens
y una monumental tarea de Borghi bajo los tres palos, el DT dice: “Es el mayor
esfuerzo que le haya visto a un equipo de cualquier deporte en la historia”. Se
nota que no había visto el 2-2 de Independiente contra Talleres en la final del
Nacional 77.
TRES
PARTIDOS PARA EE.UU., UNO PARA HAITÍ
Borghi es
uno de los protagonistas de la película y uno de los héroes de aquel partido. El
otro héroe, aunque en el film se le da un papel secundario, es el autor del único
gol, Joseph Gaetjens, un haitiano que había ido a estudiar Economía a la Universidad
de Columbia en Nueva York, y que despuntaba el vicio del fútbol en un equipo de
la Gran Manzana, el Brookhattan (mezcla de Brooklyn con Manhattan, se supone).
Joe Gaetjens (en la peli interpretado por otro haitiano, el actor Jimmy
Jean-Louis) había sido figura desde los 14 años en el Etoile Haitienne, de su
Puerto Prícipe natal, con el que ganó dos títulos locales. Luego, la liga
norteamericana, en su primera temporada, se proclamó goleador.
El capitán
del equipo, Walter Bhar (Wes Bentley, el de Belleza
american y Los juegos del hambre), es quien insiste para que incluyan a
Gaetjens en el plantel mundialista, a pesar de la negativa de los dirigentes,
que no dicen por qué no lo quieren. En la realidad, todo indica que fue
cuestión de ir, hablarle y que aceptara. Gaetjens no se había nacionalizado,
tenía visa de estudiante, y solo tuvo que decir que pronto se haría ciudadano
norteamericano para que la FIFA lo dejara jugar. Promesa que también hicieron
otros dos integrantes extranjeros de ese equipo, el belga Joe Maca y el escocés
Eddy McIlvenny. Alfred Colombo (España), el arquero Frank Borghi (Italia), John
Souza (Portugal) y Edward Souza (Portugal) también eran extranjeros, pero sí
estaban nacionalizados. "No era un jugadorazo, pero estaba siempre muy bien ubicado. Nadie sabe bien cómo hizo para el gol contra Inglaterra, pero lo cierto es que estaba ahí y lo metió", recordó hace poco Bhar, en una nota a la revista Sport Illustrated.
Gatejens es llevado en andas luego de su gol ante Inglaterra, en 1950.
Gaetjens nunca cumplió su promesa. De hecho, al
regresar del Mundial, armó las valijas y se fue tres años a jugar
profesionalmente a Francia, en el Racing de París y el Olympique de Ales,
período en el que las lesiones no le permitieron destacarse. En 1953, Gaetjens
volvió a Haití, donde fue recibido como un héroe y hasta se le organizó casi un
partido homenaje, ya que fue incluido en un juego de eliminatorias contra México, pero para su
país natal, cuando ya no le daba el físico, percudido por los magullones. O
sea, el héroe de Belo Horizonte, con Estados Unidos, solo tres partidos y un
gol.
GAETJENS,
EL HEROE DESAPARECIDO POR PAPA DOC
Una vez
retirado del fútbol, Gaetjens se dedicó a los negocios en su país. Pero la
situación política en Haití era muy complicada. En 1957 ganó las elecciones François
Duvalier ante Louis Dejoie, un político al que apoyaba la familia de Gaetjens y
con el que tenía un vínculo familiar lejano. Duvalier, conocido mundialmente
como Papa Doc, ganó las elecciones nuevamente en 1961, y endureció su lucha
contra los opositores luego de un intento de asesinato en 1964. Para evitar más
problemas, Papa Doc se autoproclamó presidente vitalicio el 7 de julio de 1964.
Ese día comenzaría una de las mayores persecuciones y matanzas de civiles a
manos de un estado en la historia.
Alertada
por amigos, la familia de Gaetjnes decidió huir a la vecina República
Dominicana un día antes de la autoproclamación de Duvalier, pero sin Joe, que
pensaba que por su fama y al no tener actividad política, no tendría problemas
con el régimen. Error. El jugador fue acusado de colaborar con la oposición y
de “mestizo” (era descendiente de africanos y alemanes). Papá Doc quería un
país compuesto por negros afrohaitianos, ya que consideraba que los mestizos
habían reprimido a los negros a lo largo de la historia. Curiosamente, en la
película lo muestran a Gaetjens como practicante del vudú aunque era católico,
otro detalle que lo enfrentó con el gobierno de Duvalier, que había instaurado al
vudú como religión oficial.
El 8 de
julio, Joe Gaetjens fue detenido por los Tontons Macoutes (nefasto grupo paramilitar pro-Duvalier) y enviado a la
prisión de Fort Dimanch, una cárcel para presos políticos a los que generalmente
se los golpeaba, se los castraba y se los dejaba morir de hambre. Joe Gaetjens
tenía 40 años cuando fue detenido. Nunca más se supo de él. Se cree que el
mismo Papa Doc se encargó de asesinar a Gaetjens dos días después de su
arresto.
Sobre esta parte de la historia, no hay película todavía, pero sí un muy informe para televisión.
LA CAMISETA
MUFA
Uno está
acostumbrado a ver a Inglaterra de blanco, de celeste claro o de rojo. Nunca de
azul, como en la película. Sin embargo, la aparición de ingleses con camiseta
azul no responde a una adaptación hollywoodense. Usaron esa camiseta. Ese día y
una sola vez más los estrategas de Albión vistieron de azul: fue en el 1-4 en
Lima, ante la selección de Perú, y con Bobby Charlton en el once inglés. Luego
de esa derrota, la camiseta azul fue lavada, planchada y guardada bajo siete
llaves.
En
mundiales, Inglaterra y Estados Unidos se enfenteraron solo una vez más. Fue en
Sudáfrica 2010: 1 a 1, con gol del texano Clint Dempsey, con la inestimable
ayuda del arquero británico Robert Green.
Stanley Mortensen (Gavin Rossdale) vistiendo la camiseta azul "drapie" para la película.
LA CONEXIÓN
ARGENTINA
El 29 de
junio de 1986 Argentina vivió la que hasta ahora se considera el éxito más
importante de su historia futbolística: ganó un mundial, fuera de casa. Para
los yanquis, el 29 de junio también es un día épico, futbolísticamente
hablando, ya que en esa fecha, pero en 1950, consiguieron el éxito
insospechado, el primer gran batacazo internacional. El 1 a 0 ante los
inventores del fútbol, que hasta ese Mundial, el de Brasil, no habían querido participar
en el torneo porque se consideraban superiores.
Y acá
podemos entender un poco el espíritu de la industria del cine norteamericana, y
la diferencia con nuestra idiosincracia. Hollywood puede hacer una película sobre
un solo partido, una sola victoria, aislada, pero todavía no existe una (de
ficción; Héroes es la película
oficial FIFA de México 86) que cuente la epopeya de Diego y sus secuaces en
1986.
La otra
pata de la conexión argentina viene de la mano de uno de sus protagonistas: Wes
Bentley. No es argentino, no tiene una novia argentina, ni compró un
departamento en la avenida Chiozza en San Bernardo. No. Bentley, adicto
reconocido como adicto a la heroína y la cocaína, en una nota al New York Times
en 2010, dijo que aceptó filmar El
partido de sus vidas y otras tantas películas para ganar dinero y poder
comprar drogas. Y que pudo salir de ese infierno luego de la muerte por
sobredosis de su mejor amigo, el también actor Heath Ledger (Batman, el caballero de la noche, Casanova).
Bentley, sin dinero ni ofertas, aceptó participar en la cinta sobre Escrivá de
Balaguer que se filmó en Buenos Aires. Y durante el rodaje entabló relación con
un miembro del equipo de la película que le contó que él había pasado por una
etapa similar y cómo había podido desintoxicarse.
En los días
previos a la primera presentación de Costa Rica en un mundial de fútbol, el de
Italia 90, los jugadores se juntaron para grabar el tema “Lo daremos todo”, un
himno que reflejaba el espíritu amateur y de asombro del plantel tico en ese
momento: “Con los mejores del mundo / al fin vamos a estar / lo daremos todo”.
Como quien dice “le vamos a poner huevo, pero no puedo creer que vamos a jugar
contra Brasil”. Sin embargo, esa selección fue la mayor sorpresa del torneo, ya
que le ganó a Escocia 1-0 y a Suecia 2-1 en primera ronda y, aunque cayó 0-1
ante Brasil, se metió en octavos de final.
La histórica victoria de Costa Rica sobre Escocia, 1-0, gol de Cayasso, asistencia de taquito de Jara.
Aquella
hazaña de La Sele, elaborada 24 años
antes de la de esta Costa Rica ante Uruguay en 2014, fue llevada al cine por el
director costarricense Miguel Gómez en Italia
90, la película.
Y el
estreno de la cinta alcanzó otra hazaña: se convirtió en la película
costarricense que más espectadores cosechó en su semana inicial, y superó en
esa semana a tanques de Hollywood como X-Men. Fue tal la expectativa que se
decidió exhibirla en más salas de las que estaba pacatado y mientras está en
cartel, se espera para saber si finalmente desbancará a Gestación (2009, de
Esteban Ramírez, trata sobre el embarazo adolescente), la película tica más
vista en la historia, con más de 130 mil espectadores.
Trailer oficial de Italia 90, la película, que refleja la formidable actuación de La Sele en el Mundial 90.
BORA,
GABELO Y UN TAQUITO INOLVIDABLE
El film,
estrenado hace apenas 10 días, relata la historia de la clasificación a ese
torneo, la llegada de nuestro conocido Bora Milutinovic para conducir al equipo
y hacerles creer que podían, y la gloria que vivieron en Italia y con la que
fueron recibidos en su país. Pero sobre todo, habla de los conflictos, de los
miedos y de cómo les cambió la vida a esos 22 ticos que hoy son héroes
nacionales. Aunque no lo suficiente. “Algunos no lo están pasando muy bien
económicamente, o al menos no como se lo merecen. Esa fue una de las razones
por las que me decidí hacer este proyecto”, afirmó al diario La Nación de Costa
Rica Gómez, que destinará un porcentaje de la recaudación de taquilla para
ayudar a algunos jugadores de esa selección.
Claudio
Jara, uno de los artífices de la victoria inicial ante Escocia, aún hoy, a casi
5 lustros, cuenta lo que pasó en ese partido como si hubiese sido una travesura:
“Tengo los mejores recuerdos del mundial; banderines, las camisetas de Suecia,
de Brasil, de Checoslovaquia, pero no la de Escocia. No me la quisieron dar,
estaban muy enojados porque habían perdido. Yo fui al vestuario y se las pedí,
pero casi que me echaron. Yo había sido el del pase de taquito para el gol de
Cayasso”. Ponele que Argentina pierde con El Salvador 1 a 0, gol de rabona, y
el tipo viene a pedirle la camiseta al Kun Agüero. No lo van a tratar bien.
ACTORES
FUTBOLISTAS
Es
asombroso el parecido físico de un par de personajes que recordamos por estos
lares. Uno, el croata Bora Milutinovic, interpretado Luis Montalbert.
Montalbert le sacó la ficha a la perfección al ex DT de San Lorenzo. El Bora de
Montalbert tiene los anteojotes, el acento, comete los mismos errores de
concordancia que el original y también conserva su simpatía. Un personaje tan
querible que Montalbert se lo quiso quedar: “Lo más difícil de ser Bora era
dejar de ser Bora. Quería llevar el personaje a todas partes de mi vida”.
Para Ólger
González, uno de los actores reconocidos del poco conocido cine tico, el del
Chunche Mauricio Moreno, ídolo histórico del fùtbol de Costa Rica, resultó “uno de los papeles más difíciles de
interpretar” en su carrera.
Y ni hablar
para Juan Carlos Pardo, de increíble parecido con el para nosotros inolvidable
arquero de bigotes Luis Gabelo Conejo (elástico, volador, reflejos a los
Fillol, el arquero que todos quisimos ser, más allá de los penales de Goyco).
Difícil para Pardo porque Pardo no es actor sino el baterista de 424, una banda de rock con reminiscencias
sodaesteriescas. Y porque tampoco es arquero. Así como el zurdo Winston
Washington (ganale a ese nombre si podés) tuvo que aprender a pegarle de
derecha para hacer de Cayasso (autor del gol contra Escocia), Pardo tuvo que
aprender a salir en los centros, a achicar y a sacarse el barro de los botines
pegándole de suela al palo. El único que no tuvo problemas con la adaptación
futbolística resultó Ítalo Marenco, quien además de actor desde chiquito, es
marcador central del Juventud Escazuceña, el actual subcampeón del ascenso en
el fútbol costarricense.
Actores y jugadores. Arriba: Alonso/Chevarría, Pardo/Gabelo. Abajo: Bolaños/Flores, Washington/Cayasso. Arriba y abajo, a la derecha: Ross/Jara.
Cuando fue
estrenada Italia 90, la película, el mundial no había comenzado. A los 15 días
de su estreno, Miguel Gómez ya tiene otra hazaña para llevar al cine.
BONUS TRACK
Impagable video de "Lo daremos todo", con el playback de los jugadores de la selección de Costa Rica. Muy noventas, la música, la estética. Y no se pierdan a los ticos 'haciendo que tocan'. Una especie de USA for Africa, pero sin tanto famoso al dope.
Sucedió el 22 de febrero de 2014. Ese día, en el programaUno contra uno, que conduce Fabián Pérez por TyC Sports, se estrenó la sección "La claqueta de UCU", un segmento de cine y básquet.
En el primer envío hablamos de Los fierecillos se divierten, con Alberto Olmedo y Jorge Porcel, algunos protagonistas contaron entretelones de la convocatoria y el entrenador de Obras, Silvio Santander, se llevó todos los aplausos al analizar seriamente el partido entre Los Ases, de Olmedo y Porcel, y los Globber Galoper, del Guri Perazzo.
Es el comienzo. Volvemos este sábado con "El lado oculto de Julio Lamas, el DT de la selección de básquet". Los espero.
Aquí, el segmento inaugural, con Fabián Pérez y el inigualable Bebe Sanzo.
Phillip
Seymour Hoffman tenía 46 años. Parecía bastante más, y su físico no daba deportista.
En Capote, el protagónico que lo
llevó a Oscar en 2006, no interpretó precisamente a un hincha de Racing o la
vida del dos de Defensa y Justicia. Sin embargo, este fenomenal actor que acaba
de descender a la B Nacional de la vida misma, coqueteó un poco con los
deportes en su enorme carrera profesional. De hecho, PSH fue guardavida en un
spa (trabajo del que resultó despedido) y siempre adujo que una lesión le
impidió desarrollar una carrera deportiva en la secundaria, aunque era hincha
de los New York Jets, equipo de la NFL que juega de local en el MetLife Stadium,
donde ayer se disputó el Super Bowl.
Pero vamos
a la gran pantalla. Hoffman debutó en cine en 1991 con un papel secundario en
una película con nombre y connotación deportiva, que no fue estrenada en la
Argentina: Triple bogey on a par five
hole (algo así como Triple bogey en un hoyo de par cinco). Se trata de la
historia de un guionista que se pone a investigar sobre tres chicos de clase
media cuyos padres, una pareja que estafaba golfistas, fueron asesinados.
Afiche de Triple bogey on a par 5 hole, debut cinematográfico de Philip Seymour Hoffman (1991).
Después,
podemos elaborar una lista que contiene filmes como El gran Lebowski (1998), una en la que interpreta a Brandt,
asistente del mismísimo Lebowski, en la que el bowling es tema central. O
también Los juegos del hambre: En llamas
(2013), una de unos cuasi Juegos Olímpicos post apocalípticos, en la que se
pone en la piel de Plutarch Heavensbee, un jefe rebelde.
Otra
conexión con el deporte en la carrera de PSH se da en Owning Mahowny (2003). Aquí tiene el papel principal: un altísimo
ejecutivo del mayor banco canadiense, fanático de los deportes, adicto a su
trabajo, aparentemente inofensivo, pero que termina realizando la mayor estafa
bancaria en la historia de Canadá, para poder pagar sus deudas de juego. Una
historia real.
En Moneyball (2011) ya el vínculo con el
deporte es más estrecho: es el entrenador de los Oakland Athletics, un equipo
que no la está pasando bien en la liga
profesional de béisbol de Estados Unidos, y al que quiere renovar su manager
general, Billy Beane (Brad Pitt), con una forma de reclutamiento de jugadores
solo basada en ciertas estadísticas. Se pelea con Pitt, pero al final, la
fórmula de Brad da resultados y Philip se tiene que comer los mocos. También
basada en un hecho real.
Philip Seymour Hoffman en Moneyball.
Pero su
máxima actuación y única con contacto real con el balón se produjo en Mi novia Poly (2004). En esta comedia,
Philip Seymour Hoffman protagoniza una de las mejores escenas deportivas en
películas no deportivas en la historia del cine. Lyle es un actor al que solo
se lo recuerda por un papel en una película de hace muchos años y le está
pagando a dos tipos para que hagan de cuenta de que están grabando imágenes de
su vida par aun reality. El es el mejor amigo de Reuben (Ben Stiler), que está
tratando de rehacer su vida con Poly (Jennifer Aniston), luego de que su esposa
lo engañara en plena luna de miel.
Las charlas
entre los amigos se dan en un playground de básquet y, entre confesión y
confesión, PSH se relata sus propias jugadas y sus tiros como si fuera un
relator de ESPN en un juego de NBA, aunque no le pega ni al parquet.
Expresiones como “Let it rain” al tirar a cualquier lado o “White Chocolate”
(por el ex base de Miami Heat Jason Wiliams), mientras intenta una penetración
con pase sin mirar que se va a cualquier lado.
Aquí la
escena, en homenaje al mejor-peor jugador-relator de básquet en la historia del
cine.