El
secreto del éxito de Space Jam (1996) es deportivo. Se encuentra en su quinteto
inicial: el Demonio de Tazmania, Lola Bunny, el Pato Lucas, Buggs Bunny y
Michael Jordan. Con este equipo, no se puede perder. Es como tener en una
película a Isidoro Cañones, Patoruzú, Hijitus, Larguirucho, el Profesor Neurus y
a Maradona jugando al fútbol.
Un vestuario que necesita motivación. Jordan y Buggs Bunny tienen la clave.
Y de
hecho, Space Jam no perdió. La película de la Warner, que casi podrá votar en las
próximas elecciones en Argentina ya que hoy cumple 16 años de estrenada, se
convirtió en el film de básquet más taquillero de la historia: 90 millones de
dólares solo en Estados Unidos y 230 en total, en el mundo. Bastante más que su
antecesora en la cima, White men can’t jump (con Wesley Snipes y Woody
Harrelson), que en 1992 había llegado a los 76 millones.
¿GUILTY PLEASURE?
Space
Jam no es solo una película para chicos. Para muchos en Estados Unidos se trata
de un guilty pleasure, como lo podría ser para nosotros ver las películas de la Coca Sarli o escuchar a
Alcides en el MP4. Pero Space Jam es más que un placer culpable. En parte, esta
cinta es al básquet lo que al fútbol significó Escape a la victoria, por la
cantidad de estrellas deportivas que incluye. Porque no solo se luce Michael
Jordan, sino que actúan (y no es solo una manera de definir lo que hacen, a
pesar de tratarse de cameos, actúan de verdad) Muggsy Bogues, Larry Johnson,
Charles Barkley, Pat Ewing, Shawn Bradley y Larry Bid, figuras de la NBA en serio. De hecho Jordan, Bird, Ewing y Barkley fueron incluidos en la lista de
los 50 mejores jugadores de la historia de la liga profesional más importante
del mundo. También hay que sumarles, en papeles menores, a los entonces Lakers Del Harris, Vlade Divac, Cedric Ceballos, a Paul Westphal, Danny
Ainge, Alonzo Mourning, A.C. Green, Charles Oakley, Derek Harper y Jeff Malone,
entre otros.
Bradley, Barkley, Ewing, Larry Johnson y Tyron Boggues. Buen quinteto incial, ¿no?
MÁS
FIGURAS
La
historia es la típica de las películas deportivas: hay un reto, el equipo de los
Looney Tunes es una pléyade de burros, pero se incorporan uno o varios que los
potencian: en este caso Michael Jordan, Lola Bunny y, al final, Bill Murray,
que hace un par de firuletes al estilo Magic Johnson que lo dejan muy bien
parado en lo basquetbolístico.
Danny
DeVito es quien le pone la voz a Mr. Swackhammer, el malísimo dueño de los
Monstars (excelente elección del nombre del equipo), los rivales del Tune Squad
de Jordan, Bunny y sus secuaces. Y la lista de famosos se completa con Dan Castellaneta
en la platea del partido en el que los Nerdlucks (pequeños monstruitos) van al
mundo real a robarse el talento de los jugadores de la NBA. Sí amigos, hay que
sumarle al reparto estelar a quien le pone la voz de Homero Simpson. Cartón
lleno.
EL
PARTIDO
Los
Looney Tunes van a ser esclavizados en Montaña Tontolandia. Para zafar,
arreglan jugar un partido de básquet contra los Nerdlucks, que son más chiquitos
que Nelson, el hombre rata, pero que luego, con el espíritu robado a los NBA, se hacen enormes y atléticos. Para
emparejar, los Looney Tunes van al mundo real y secuestran a Jordan, que en esa época
está dedicado al béisbol, luego de su primer retiro del deporte en el que reinó.
Al
igual que en Escape a la victoria, donde el partido de fútbol se lleva más de
media hora de los 110 minutos del film, en Space Jam hay 20 minutos de los 88
de duración dedicados a “The ultimate game”, con presentación olímpica de los
ratones Hubie y Bertie incluida.
Presentación olímpica del Tune Squad. Standing ovation para el gag del Pato Lucas.
Con un
estilo muy Michael Buffer (“Let’s get ready to the rumble”), los roedores no
nos saben decir en qué posición juega el Demonio de Tasmania, pero gracias a Hubie
y Bertie sí nos enteramos que Lola Bunny es un ala, Buggs Bunny es el base y
que el Pato Lucas es un ala pivote. Completan el equipo en el banco Porky, Silvestre,
Tweety, Elmer, Sam, Sniffles, Speedy González, el Gallo Claudio, el sabueso del
corral (némesis del Gallo Claudio, hoy en el mismo equipo) el Coyote y el
Correcaminos (idem anterior) y el agente de Jordan Stan Podolack. Muchos más
que los 12 permitidos por reglamento. La abuelita dueña de Tweety y la bruja Hazel no cuentan
porque son las porristas.
SALTO
INICIAL
A pesar
de ser mucho más pequeño, Jordan le gana el salto al alien que tomó el cuerpo
del 2,29 metros
Shawn Bradley, luego de lo cual captura el balón Buggs Bunny, quien recibe un
cachetazo que marca lo que será la rudeza del partido.
El Tune
Squad aranca 0-6, superado en la pintura por presencia física hasta que MJ hace
una personal, la vuelca y salen de zapateros. Con el partido 2-10, el ex North
Carolina, astuto, pide minuto. Primer cambio: entra Sniffles y antes de los
tres segundos ya está aplastado por una pelota. No vuelve a ingresar.
Lola
Bunny, con un jugadón personal, pone el 4-10. Pero la levantada dura poco.
Llegan al descanso largo tras de una exhibición de los Monstars, que se alejan
a un aparentemente irremontable 18-66, con los Tune Squad golpeados y con el ánimo
por el suelo. MJ igual se tiene fe: “falta un tiempo todavía”, asegura. En el
vestuario hace una arenga que lejos está de la de Al Pacino en Un domingo
cualquiera. Pero Buggs Bunny encuentra la solución: una supuesta pócima de
Michael Jordan, que hace mejores a los que la beben, pero que en realidad solo
es agua.
Y en
este punto llega una escena de bilardismo a ultranza: Todos beben del supuesto
elixir, menos el Pato Lucas, que se resiste a la trampa:
-Esto
va en contra de todos lo que me enseñaron en la clase de higiene – dice el
seseoso Lucas.
-¿Vos
querés ganar o no? – responde Jordan, y Lucas se olvida de sus principios, ya
que si no gustan, tiene otros como Groucho Marx, y se manda un trago. Algo así
como el bidón de Branco del 90, pero invertido.
Los
Tune Squad salen renovados y comienzan a utilizar todos los trucos que se
permiten en los dibujos animados: motos, dinamita en los tableros y armas (con
Elmer Gruñón y Sam Bigotes de traje y lentes negros, como John Travolta y
Samuel L. Jackson en Pulp Fiction, con
la guitarra de Dick Dale en Misirlou de fondo y todo), mientras MJ hace lo
suyo.
El
equipo de la Warner cree que puede. Se entusiasma. Ahora la vuelcan el Deominio
de Tazmania y Porky, y hasta convierte el apestoso zorrino Pepe Le Peu. A 5
minutos del final, se ponen 62-68 (nótese el parcial de 50 a 2 en 15 minutos).
Con
4:32 por jugarse, Elmer pone al Tune Squad a solo dos puntos (66-68) con una
volcada tras picar en la línea de tiro libre, el brazo extendido y las piernas
abiertas, como la que patentó Air Jordan en el concurso de volcadas de la NBA
en 1987. Mr. Swackhammer pide tiempo muerto y pregunta por qué no le sacaron el
talento a Michael Jordan. “Es un jugador de béisbol”, le contestan. Tienen
razón.
En la
reanudación, el juego vuelve a ponerse violento, sin que el árbitro, Marvin el
marciano, pite una sola falta. No se modifica el marcador en 4 minutos y
monedas, pero el Tune Squad paga las consecuencias de semejante lucha: solo
queda un suplente en condiciones de entrar. No muy convencido, Jordan hace ingresar
a Stan, su representante (Wayne Knight), que al tocar la primera pelota queda
hecho una lámina debajo de los cinco Monstars, lo que no impide que, con mucha
fortuna, sume dos puntos más.
LANZA LA BOLA, HIJO
Stan,
que está casi ploteado en el parquet, es inflado con aire por la boca, y cuando
comienza a subir como un globo, oh sorpresa, se ve en el tablero que el juego
está 77-67 para los Monstars. Y empiezan a pasar cosas raras. Jordan se entera
que en la tierra de los Looney Tunes todo eso de inflar humanos y hacer su
cuerpo de goma es posible. Mira el marcador nuevamente y se ha corregido el
resultado, pero no van 68-68 como sería lo normal por la progresión (no parece
haber habido una elipsis en el relato) sino que indica un ilógico 77-76. Si le
pasara al Huevo Sánchez estaría parado zapateando sobre la mesa de control.
Pero Jordan es Jordan y no se hace drama, ya que ha ganado muchos juegos más
chivos que éste.
Con 10
segundos por jugar y uno abajo, sobreviene una mala nueva: hay solo 4 jugadores
en condiciones de salir al rectángulo. Y según las reglas locales (NBA, no FIBA, eso está claro) tienen que ser 5, si no, pierden. En ese momento, aparece
Bill Murray como quinto jugador y MJ hace la de Pelé en Escape a la victoria: “Alguien robe la
pelota, me la dan y yo convierto”.
Bill Murray se suma en el momento justo, gana y anuncia su retiro del básquet. Un crack.
Los
Tune Squad roban el balón gracias a un artilugio rayano con lo antideportivo
del Pato Lucas, Bill Murray muestra sus increíbles dotes de armador, con pases
de faja y otro sin mirar, y gran final con MJ volcándola con una mano y el
brazo estirado como solo se puede hacer en los dibujos animados.
Fin de la historia. Pero no
de lo que hay para decir de Space Jam. Lo que quedó en el tintero (personajes, director, actores, soundtrack, el aviso de Nike que dio pie a la película, uff...) amerita una
segunda nota, muy pronto. "Eso no es todo, amigos..."
Fuentes:
www.imdb.com
"Un partido de leyenda", de Carlos Marañón. Ed. 8y1/2 (España)
“The ultimate book of sports movies”, de Ray Didinger y Glen Mcnow. Ed. Running Press (EE.UU.)
¡TREMENDO post!
ResponderEliminarMe obliga a hacer algunas acotaciones:
a- Pobre el marcianito que se robó el talento de Shawn Bradley.
b- En la NBA SÍ hay que jugar con 5 (http://www.nba.com/analysis/rules_3.html?nav=ArticleList) Curiosa regla, alguna vez la había leído.
Diego, gracias por los comentarios.
Eliminara-En el segundo post de Space Jam, habrá un comentario de un libro de películas deportivas yanqui que dice algo parecido a lo que decís vos.
b-Quedará registro acá de que hubo un error en el tema del mínimo de jugadores en la NBA, pero será subsanado, gracias a tu aporte, en el post.
Solo falto una reseña a la tremenda banda sonora, con ese tema que de solo escucharlo, se me viene el GRAN Michael saltando eternamente para volcarla... "I Believe I Can Fly" de R.Kelly.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarAmigo anónimo, es cierto, falta. Pero ojota que anuncio en el final de la nota que se viene la segunda parte, que incluye, obviamente, comentario del soundtrack. Para mí, pocas películas tienen la banda de sonido de Space Jam. En breve, se viene.
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