La tragedia del plantel de Chapecoense en Colombia, cuando
se dirigía a jugar la final de la Copa Sudamericana, trajo inmediatamente el
recuerdo de la que vivió Manchester United, el 6 de febrero de 1958, en circunstancias
bastante parecidas. El MU de Matt Bubsy volvía de eliminar en cuartos de final
de la Copa Europea (actual Champions League) en Belgrado, al Estrella Roja (2 a
1 en la ida en Inglaterra, 3-3 en Yugoslavia), y se había clasificado para las
semis por primera vez, en donde esperaba el Milan italiano.
El avión que transportaba al equipo inglés hizo escala en el
aeropuerto de Munich-Riem para reabastecer combustible y por efecto del hielo en
la pista, se produjo un accidente en el tercer intento de despegue. Siete
jugadores murieron en el acto, el DT Bubsy quedó muy mal herido y Duncan Edwards, una
de las grandes promesas del fútbol británico, falleció dos semanas más tarde,
en el hospital.
United (2011), una película hecha para la TV y dirigida por James
Strong, cuenta la historia de los Bubsy Boys, de esa tragedia y de la
resurrección del Manchester United. Una
historia inspiradora, cierto. Pero el film también refleja la tremenda
dificultad de los sobrevivientes para seguir adelante.
El vuelo 609 de la British European Airways en el aeropuerto de Munich-Riem.
Bobby Charlton (interpretado por Jack O’Connel, el loco que
quiere matar a George Clooney en Money Monster), que sufrió heridas leves en el
accidente aéreo y luego se consagró campeón del mundo con Inglaterra en 1966,
fue uno de los que más sufrió la culpa de haber sobrevivido. Charlton, que no era Sir aún, había marcado dos de los tres goles del MU en el 3 a 3 en la capital yugoslava.
Bobby Charlton en el hospital de Munich, tras el accidente.
La otra figura
importante en el relato es la del galés Jimmy Murphy, ayudante de campo de Bubsy, Murphy (David
Tennant en el film) no viajó con el plantel del Manchester United porque se quedó en Cardiff para dirigir a la selección de Gales, de la que era DT principal, en el partido de vuelta del Repechaje contra Israel, para ver quién iba al Mundial de Suecia 58.
Aquí es cuando entran a tallar las casualidades.
Marcelo Boeck, el arquero suplente del Chapecoense, debía estar en ese vuelo que cayó en Antioquia, pero pidió no viajar con el equipo porque estaba lesionado y quería aprovechar para celebrar su cumpleaños con su familia. Salvó su vida.
Murphy también debía estar en aquel el avión que se estrelló en Munich en 1958. Pero no estuvo. Gales había quedado fuera del Mundial 58 por haber sido segundo en el grupo 4 de las eliminatorias europeas, detrás de Checoslovaquia. Pero la negativa de Egipto, Indonesia y Sudán de enfrentar a Israel por cuestiones políticas, puso a la FIFA en la obligación de organizar una serie clasificatoria más, porque su reglamento dice que ninguna selección puede clasificar a un mundial si no se jugó ningún partido. Y el lucky looser que enfrentaría a los israelíes fue Gales. La ida se jugó el 15 de enero de 1958 en el estadio Ramat Gan, de Tel Aviv (2-0 para los europeos) y la vuelta, en Cardiff, el 5 de febrero. El mismo día del partido del United contra Estrella Roja. Un día antes de la tragedia. Murphy fue clave
para lograr que los dirigentes de los Diablos Rojos no cerraran el club después
del desastre. Y también es uno de los que sufre por no haber viajado en el
vuelo 609 de la British European Airways.
Vale la pena ver United en estos días para entender un poco
la otra parte de la tragedia. La de la vergüenza de estar vivo.