Phillip
Seymour Hoffman tenía 46 años. Parecía bastante más, y su físico no daba deportista.
En Capote, el protagónico que lo
llevó a Oscar en 2006, no interpretó precisamente a un hincha de Racing o la
vida del dos de Defensa y Justicia. Sin embargo, este fenomenal actor que acaba
de descender a la B Nacional de la vida misma, coqueteó un poco con los
deportes en su enorme carrera profesional. De hecho, PSH fue guardavida en un
spa (trabajo del que resultó despedido) y siempre adujo que una lesión le
impidió desarrollar una carrera deportiva en la secundaria, aunque era hincha
de los New York Jets, equipo de la NFL que juega de local en el MetLife Stadium,
donde ayer se disputó el Super Bowl.
Pero vamos
a la gran pantalla. Hoffman debutó en cine en 1991 con un papel secundario en
una película con nombre y connotación deportiva, que no fue estrenada en la
Argentina: Triple bogey on a par five
hole (algo así como Triple bogey en un hoyo de par cinco). Se trata de la
historia de un guionista que se pone a investigar sobre tres chicos de clase
media cuyos padres, una pareja que estafaba golfistas, fueron asesinados.
Afiche de Triple bogey on a par 5 hole, debut cinematográfico de Philip Seymour Hoffman (1991).
Después,
podemos elaborar una lista que contiene filmes como El gran Lebowski (1998), una en la que interpreta a Brandt,
asistente del mismísimo Lebowski, en la que el bowling es tema central. O
también Los juegos del hambre: En llamas
(2013), una de unos cuasi Juegos Olímpicos post apocalípticos, en la que se
pone en la piel de Plutarch Heavensbee, un jefe rebelde.
Otra
conexión con el deporte en la carrera de PSH se da en Owning Mahowny (2003). Aquí tiene el papel principal: un altísimo
ejecutivo del mayor banco canadiense, fanático de los deportes, adicto a su
trabajo, aparentemente inofensivo, pero que termina realizando la mayor estafa
bancaria en la historia de Canadá, para poder pagar sus deudas de juego. Una
historia real.
En Moneyball (2011) ya el vínculo con el
deporte es más estrecho: es el entrenador de los Oakland Athletics, un equipo
que no la está pasando bien en la liga
profesional de béisbol de Estados Unidos, y al que quiere renovar su manager
general, Billy Beane (Brad Pitt), con una forma de reclutamiento de jugadores
solo basada en ciertas estadísticas. Se pelea con Pitt, pero al final, la
fórmula de Brad da resultados y Philip se tiene que comer los mocos. También
basada en un hecho real.
Philip Seymour Hoffman en Moneyball.
Pero su
máxima actuación y única con contacto real con el balón se produjo en Mi novia Poly (2004). En esta comedia,
Philip Seymour Hoffman protagoniza una de las mejores escenas deportivas en
películas no deportivas en la historia del cine. Lyle es un actor al que solo
se lo recuerda por un papel en una película de hace muchos años y le está
pagando a dos tipos para que hagan de cuenta de que están grabando imágenes de
su vida par aun reality. El es el mejor amigo de Reuben (Ben Stiler), que está
tratando de rehacer su vida con Poly (Jennifer Aniston), luego de que su esposa
lo engañara en plena luna de miel.
Las charlas
entre los amigos se dan en un playground de básquet y, entre confesión y
confesión, PSH se relata sus propias jugadas y sus tiros como si fuera un
relator de ESPN en un juego de NBA, aunque no le pega ni al parquet.
Expresiones como “Let it rain” al tirar a cualquier lado o “White Chocolate”
(por el ex base de Miami Heat Jason Wiliams), mientras intenta una penetración
con pase sin mirar que se va a cualquier lado.
Aquí la
escena, en homenaje al mejor-peor jugador-relator de básquet en la historia del
cine.